viernes, 10 de junio de 2011

Un preso murió en un penal de San Martín porque no hay ambulancias

Un preso murió en un penal de San Martín porque no hay ambulancias Publicado el 22 de Mayo de 2011

Ramón Quintero fue apuñalado y falleció el 18 de mayo dentro de la Unidad 46. No hay médicos ni enfermeros y trasladan a los heridos en autos modelo ’85. Los enfermos de VIH estuvieron sin tratamiento. Ni siquiera hay aspirinas.

Nada parece haber cambiado dentro del complejo penitenciario de San Martín, donde funcionan las Unidades 46, 47 y 48. A tan solo dos meses del escándalo que se desató tras la denuncia de un preso, que contó cómo los jefes penitenciarios lo obligaban a salir a robar autos, que luego eran desarmados en los talleres de la cárcel, otro hecho desnuda la precaria situación que padecen las personas privadas de su libertad en la provincia de Buenos Aires y desentraña el manejo fraudulento que hace el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) de los fondos públicos.
El viernes, Juan Manuel Casolati, secretario de Ejecución Penal de la Defensoría General Departamental de San Martín presentó una nueva denuncia, esta vez ante la Fiscalía Nº 1 de ese departamento judicial, para que se investigue la muerte de Ramón Quintero, ocurrida el 18 de mayo, dentro de la Unidad 46 de San Martín.
“El 18 fuimos con la jueza María Carmen Melluso, a cargo del Juzgado de Ejecución Penal Nº 1, para realizar una inspección de rutina. Cuando llegamos, el director de la Unidad nos contó que alrededor de las 8:30, se había producido una pelea en el pabellón 2, resultando herido el interno Quintero, quien murió en el Hospital Bocalandro”, contó Casolati.
Cuando quisieron hablar con el médico de guardia para saber más del caso, los agentes judiciales se enteraron que desde hacía varios días que no había ningún especialista en el área de sanidad, en la que sólo se encontraba el enfermero de turno, que aclaró que tampoco había medicamentos de uso general. “Hace un mes que no recibimos medicación. Ni siquiera tenemos Ibuprofeno”, confesó el auxiliar.
Durante la recorrida, Casolati y Melluso comprobaron que el preso apuñalado había sido trasladado al hospital en un auto particular, un Renault 12 modelo ’85 en condiciones precarias de mantenimiento y uso. “No había una sola ambulancia en todo el complejo, que aloja 1500 personas. Con un médico de guardia –explicó Casolati– se podría haber dado los primeros auxilios a Quintero. Esto, sumado a la falta de ambulancia y el consecuente traslado en un móvil desprovisto de las más elementales condiciones sanitarias, la falta de medicamentos y la inexistencia de botiquín para casos urgentes, bien pueden haber sido motivos suficientes para la muerte del interno.”
Además, la denuncia detalla que la ambulancia, no sólo que se encontraba en desuso desde hacía aproximadamente seis meses, sino que cuando estaba en funcionamiento, los agentes la utilizaban para trasladar a los detenidos a los tribunales.
En este sentido, las fuentes explicaron que la Unidad 48 tiene rotos los móviles de traslado y las dos camionetas. Además, el camión que utilizan los agentes es modelo ’91. Por su parte, en la Unidad 47, el móvil que se usa es una Fiat Fiorino, modelo ’91, que está en muy mal estado. “El estado de los móviles y la falta de ambulancias sirven para entender por qué terminan muriendo algunos detenidos que sufren puntazos y son trasladados en autos que no están en condiciones”, opinó Casolati.

UNA SEMAMA AGITADA. Durante la inspección, a los oídos de Casolati y Melluso llegó una larga lista de reclamos de los detenidos, que explicaron el descontrol que reina dentro de los muros.
El lunes de la semana pasada, dos días antes de la muerte de Ramón Quintero, fue apuñalado el interno Nicolás Prunela en el salón de usos múltiples (SUM) de la Unidad 48, en horario de visitas, frente a las familias y los menores de edad. Como tampoco había médico de guardia, ni ambulancia, a Prunela lo trasladaron al Hospital de Agudos Carlos Bocalandro en un auto particular, el Fiat Duna de un guardia, de apellido Rojas.
Un día más tarde, otro interno, de apellido Angelis Díaz, también fue llevado de urgencia al centro médico, esta vez en un camión de traslado que, según los presos, se encuentra en un estado “lamentable”.
Como si todo esto fuera poco, el miércoles, a las 11:30, un agente del SPB de la Unidad 47, identificado como Manuel Ariel Aguilar, le pegó un tiro en la cara a un compañero suyo, Luis Fernando Cerda. Si bien las autoridades señalaron que se trató de un accidente, dos agentes y algunos internos dijeron que hubo una pelea. El oficial herido fue trasladado de urgencia al Hospital Bocalandro. El hecho ocurrió en el puesto de vigilancia Nº 5.
Las detenidas de los pabellones 11 y 14 de la Unidad 46, denunciaron ante la jueza Melluso, que no recibían atención médica y que no había medicamentos en la unidad. “Uno de los médicos me dijo que hace tres meses que faltan medicamentos en general. En el caso de las personas con VIH, hace un mes que tuvieron que suspender y discontinuar el suministro del cóctel”, agregó Casolati.
Las denuncias sobre maltratos, desidia y corrupción dentro del SPB no son nuevas. Tampoco es noticia el desdén con que las autoridades penitenciarias manejan las cárceles bonaerenses. Luego de la nota publicada por Tiempo Argentino en abril de este año, los jefes de la Unidad 48 fueran removidos de sus puestos. Maquillar problemas estructurales no es la solución. Se percibe que la administración de los centros de detención en la provincia de Buenos Aires no es satisfactoria. Y alguien debe responder por ello. <

fuente: Tiempo Argentino

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